11 ago 2011

Último día.


O día comezou facendo unha ruta ata o Faro de Cíes, 


dende alí tiñamos boas vistas xa que é o punto máis alto ao que se ten acceso das illas. Ao baixar fomos ata a Pedra da Campá e ao Observatorio de aves. Antía amosounos unha pranta característica dos cantis chamada Herba de Namorar. 
Despois de ter unha maña de rutas e boas vistas dende os puntos anteriores, rematamos a xornada no edifício do antigo convento que agora é outro punto de información.

Agora soamente nos queda xantar, recoller e esperar ata o ano que ven para repetir.

CUARTO DÍA


Nos levantamos a las nueve para desayunar, y después caminar al Muelle Carracido. Ahí, nos esperaba una neumática, que nos iba a llevar a la Isla Sur.


 Después de una vuelta a la isla y unas miradas a los acantilados asombrosos, desembarcábamos en un muelle al otro lado de la isla. El camino hasta el faro no fue largo, pero el calor lo hico mucho más difícil de lo que era. Cuando llegábamos al faro, vimos que valió la pena. 


Las vistas de ese punto elevado fueron alucinantes. Los fareros, además, estaban ajustando la linterna, y nos dejaron subir al faro, que también fue un privilegio que no se le conceden a muchos. 


Una vez subidos a la neumática, fuimos a ver a la Playa de San Martiño, y después volver a la Isla del Faro.

Después de unas horas libres, nos dieron el trabajo de la tarde: recoger basura las rutas de la isla. Además, teníamos que quitar una planta invasora canadiense. 


Aunque parecía un trabajo bastante sucio, no nos llevó mucho tiempo, y terminamos en unas horas. Nos duchamos, y fuimos algunos a ver la puesta del sol, y mereció la pena bajarse al puente a verla.


Entonces, subimos a preparar nuestra última cena en las Islas Cíes.