Llegada al barco. Presentación con los compañeros. Muy simpáticos. Hay dos que repiten, y eso es bueno porque ya saben cómo es el trabajo.
Después de la llegada a las Cíes, dejamos nuestras cosas y vemos el camping. Afortunadamente para nosotros, el primer grupo ya montó las tiendas.
Nos dejan la tarde libre para que nos instalemos. La mayoría se va a la playa de Rodas, alguno prefiere irse a comer a la sombra y echarse una siestecita.
Finalmente acabamos todos en la playa de Rodas probando el sol (¡calienteeeeeee!) y el agua (¡muy fríaaaaaaaaaaaaaaaa!)
A las 6 finalmente nos explican el trabajo. Hay una planta cruel e invasora, Tradescantia, que se expande, apartando a las plantas autóctonas. Nuestra misión es arrancarla. No es tan simple, porque hay que arrancar la raíz, muy tenaz y que se esconde muy bien entre la hojarasca. También hay que tener cuidado que no se quede ningún tallo cortado, que esa planta también se expande por los tallos.
Pues manos a la obra, y después de dos duras horas de trabajo, había cinco bolsas enormes de plantas arrancadas, y un sentimiento de satisfacción. «¡Es un vicio!» gritó una chica, no acostumbrada al trabajo manual, pero que si la hubieran dejado hubiera sobrepasado el límite mensual de horas de jornada de trabajo allí mismo.
No hay fotos, por problemas de la luz. Pero puedo decir que ha sido un primer día muy satisfactorio.
