30 jul 2011

De Traumas y animales

Empieza el día con una nueva misión. Dos misiones, de hecho: Por un lado, no nos salen las cuentas. Debería haber 2.200 visitantes, y 800 campistas. Pero nosotros vemos por la isla bastante más de 3.000 personas.  Así que vamos a comprobar la gente que llega.
Luego otra misión, la gente del campamento del trabajo se ha ido, y nos toca limpiar las playas y los caminos. Después de sortear quien estaba en que grupo, me fui con el grupo de limpiar las playas. Formamos una línea, más o menos (quizá más bien menos) organizada, y fuimos playa abajo.
Horroroso. Cantidades astronómicas de suciedad: Colillas (la mitad de la gente del grupo son fumadores, y llevan ceniceros portátiles), zapatillas nike, botellas de cristal (para que la gente se corte), huesos de melocotón, cuerdas, artículos de higiene femenina (pero sin alas), etc, etc.  No hay excusas. Cualquier persona, sea más o menos ecologista, debería intentar mantener un mínimo de educación. Intentar dejar el lugar que visitas como si fuera tu propia casa. La verdad, yo intento siempre no tirar basura, y darme cuenta como deja la naturaleza otra gente me decepcionó mucho.


Después de limpiar la playa, nos fuimos a los caminos, intentando dejarlo lo mejor posible.

A la vuelta apareció una visita importante, José Antonio “Pepín”, Director del Parque Nacional, la Concelleira de Medio Ambiente e Xuventude, Chus Lago, y la Técnica de Xuventude, Pilar, y charlamos un poco del Parque.
Una buena comida fue la recompensa a una larga jornada. Teníamos un sentimiento de satisfacción por haber contribuido un poco a la limpieza de la isla. Así que nos tomamos una comida caliente.


Por la tarde primero nos fuimos a bañar, con un tiempo no tan caluroso como antes. Nos encontramos un cormorán moñudo en el agua. Nos sorprendió mucho que fuera capaz de bucear con tanta velocidad. En un momento dado estaba quieto en el agua, se metía, y al minuto estaba veinte metros a la izquierda.
Fuimos después al Faro da Porta. Uno de los cuatro faros de las Cíes, pero uno de los menos visitados, porque casi todo el mundo visita en la Isla del Faro el Faro de Cíes, que es el que está más alto.


El faro en sí no es tan espectacular, pero las vistas son impresionantes. Vimos a las gaviotas planeando de forma majestuosa, manteniéndose en el aire o moviéndose a gran velocidad con apenas un imperceptible movimiento de alas. Estuvo genial.



Vimos varios animales. A la ida un escarabajo pelotero bastante grande, al que sacamos una foto.


 A la vuelta vimos el mamífero terrestre más grande que tiene la isla: Un pequeño conejo. En otra ocasión, vimos un mirlo. También encontramos cuando limpiábamos un pollo de gaviota herido.
Así, casi de casualidad, estuvimos viendo por todo el día la fauna de las Cíes.
Por la noche fuimos a la playa, ya era la 01:00, para ver la Ardora, de “Arde el Mar”. Es un efecto producido por una microalga, que es como si hubiera puntitos brillantes en el mar totalmente oscuro.

Un día completo. Estuvo muy bien.