Después de desayunar le dimos una segunda mano de pintura a los carteles (ya os enseñaremos el resultado final)
y el resto de la mañana nos dedicamos a pasear por los distintos senderos de las islas recogiendo la basura que dejan los visitantes.
Parece mentira que a la ida dejamos todo el paseo impecable y a la vuelta a casa ya había colillas.
Aunque por las noches y a primera hora de la mañana hace algo de frío a partir del mediodía el sol empieza a calentar que da gusto, asique las tardes las dedicamos a dormir una siestecilla en la playa y a pasear, que ahora en septiembre las islas están preciosas.